Personajes de novela I. Heinrich Schliemann (La tumba del héroe)
En este blog se da paso a una nueva sección, personajes de novela, donde se va a tratar brevemente la vida de algunos personajes históricos que aparecen en mis novelas. En esta ocasión toca el turno de Heinrich Schliemann, un arqueólogo que es mentado e idolatrado por Antonio, el protagonista de la tumba del héroe. Schliemann estaba convencido, llegando a la obsesión, de que la Ilíada describía un hecho histórico. Para demostrarlo viajó por Grecia y Asia Menor buscando los lugares descritos en la obra de Homero.
De origen humilde e infancia difícil y triste, según describe la historia su padre era un borracho maltratador, Heinrich Schliemann siendo un niño se interesó por los poemas de Homero, dejándole marcado de por vida. Cuando contaba con tan solo nueve años su madre falleció y él y sus hermanos fueron repartidos entre sus tíos.
Siendo todavía muy joven tuvo que ganarse la vida en una tienda, trabajaba tantas horas que no tenía tiempo de estudiar. Tras 5 años abandonó la tienda para trabajar en una oficina comercial que, aunque no le daba más que para vivir en condiciones precarias, le dejaba tiempo para estudiar idiomas. A la edad de 22 años ya dominaba 7 idiomas, a los 24 aprendió ruso, lo que le sirvió para ser enviado como representante comercial a San Petersburgo y a Moscú. En 1851 se aventuró a montar su propio negocio, abrió una oficina de reventa de polvo de oro. A los 30 años acumulaba una gran fortuna y a los 33 ya dominaba 15 lenguas.
Enriquecido, económica y culturalmente, viajó por las grandes capitales europeas, por California, por Oriente Medio, por Egipto, por China, por India y por Japón.
Su primer viaje a Grecia fue en 1868 en el que visitó la isla de Ítaca, donde realizó pequeñas excavaciones sin ningún descubrimiento destacable, y Micenas.
Conoció a Frank Calvert, cónsul británico que había comprado la mitad de la colina de Hisarlik en Turquía, lugar en el que algunos estudiosos ubicaban a Troya.
En 1870 comenzaron las excavaciones de Schliemann en la colina. No faltaron las dificultades debidas a la gran envergadura de las excavaciones, la inexperiencia de los participantes y el clima del lugar. En 1873 se descubrió una colección de objetos y joyas de oro, lo que Schliemann llamó el Tesoro de Príamo (el rey mítico de Troya en la guerra del mismo nombre) que trasladó ilegalmente a Grecia, por lo que fue acusado por robo de bienes nacionales por el imperio otomano y condenado al pago de una multa.
Poco tiempo después, en Micenas realizó grandes descubrimientos creyendo encontrar la tumba de Agamenón (un héroe de la guerra de Troya) y su máscara, aunque posteriormente fue fechada en un periodo anterior, echando por tierra su pertenencia al héroe.
Schliemann volvió otras tres campañas a Troya realizando algunos pequeños descubrimientos.
Murió en 1890 a causa de una infección de los oídos que le afectó el cerebro. Sus restos fueron llevados a Atenas, como era su voluntad, donde reposan en un mausoleo que mando construir para sí mismo.
¡Abrazotes!