Escenarios de novela IX. La estación de tren de Salamanca (La tumba del héroe)
En La Tumba del héroe, cuando Antonio visita a Jorge, éste le recibe en la estación de trenes. En la novela se describe como una estación abandonada, casi fantasmagórica con edificios derruidos y viejas instalaciones.
Lugares como los descritos en la novela existen. Yo me basé en dos viejas estaciones de la provincia de Zamora de la línea Zamora – La Coruña, son las de la abandona Torre de Aliste y las de San Pedro de las Herrerías, dos estaciones muy cercanas, aunque, sin salir de esta misma línea se pueden encontrar muchas más que comparten su estado de descuido y derrumbe.
A mediados del siglo XIX ya se contemplaba la realización de la línea Zamora- La Coruña, aunque el tramo entre Zamora y Ourense nunca se comenzó ya que una resolución de ingenieros desaconsejó su construcción debido a la difícil orografía y a la ausencia de núcleos grandes de población en su trazado. En el 1926 en la dictadura de Primo de Ribera, con el plan Guadalhorce, que buscaba mejorar las conexiones ferroviarias existentes y la construcción de nuevas, se inició el tramo. Tras la crisis económica de 1929 y debido a los costes elevados de su construcción se decide parar las obras, pero debido a la presión obrera tuvieron que ser retomadas con financiación de ayuntamientos y regiones. Con el estallido de la guerra civil en 1936 la obra vuelve a detenerse y se retoma una vez finalizada quedando la línea inaugurada en el 1958.
Las estaciones de trenes de las grandes ciudades son un escaparate de la ciudad que las alberga. Ni que decir tiene, pues salta a la vista, que se tratan de impresionantes obras arquitectónicas y edificios singulares como sucede en las estaciones de Atocha en Madrid, la estación de Francia en Barcelona, Abando en Bilbao Norte en Valencia. También hay estaciones en algunas ciudades no tan pobladas que cobijan edificios espectaculares y bellos como, por citar algunas, la estación de Canfranc, la de Puebla de Sanabria, la antigua estación de Almería, la estación de Toledo, la estación de Aranjuez, la estación de Zamora, la estación de Valladolid.
Con la llegada de los trenes de Alta Velocidad también surgen estaciones más modernas como la estación de Sants en Barcelona, la de Delicias en Zaragoza o la de Santa Rosa de Lima en Burgos.
Sin embargo, en las estaciones más humildes, aquellas que servían a pasajeros de poblaciones menos concurridas y más apartadas todas están hechas del mismo patrón siendo edificios y marquesinas gemelos o hermanos.
En las estaciones de Torre de Aliste y de San Pedro de las Herrerías aún se pueden contemplar imágenes del pasado como las vías con traviesas de madera, grandes depósitos de agua, llamados aguadas, con los que después se rellenaban los trenes de vapor a través de una manga con brazo giratorio. Tras el reciente incendio demoledor de la sierra de la Culebra, el entorno de la naturaleza que envolvía estas construcciones ha sido pasto de las llamas, ofreciendo un aspecto aún más gris y negro. Pero si os chifla el mundo ferroviario y pasáis por allí, os aconsejo hacer una paradita.
¡Abrazotes!